Don Juan Tenorio

Un año después de hacer una apuesta para ver quién podría ser más malvado y mujeriego («quién de los dos se batía en más duelos y quién seducía a más doncellas»), D. Juan Tenorio y D. Luis Mejía, dos jóvenes libertinos y pendencieros, se reúnen en una hostería para comparar sus hazañas. Tras contar los muertos en combate y las mujeres seducidas, Don Juan es el claro vencedor.
Los rivales deciden, entonces, establecer un nuevo reto: Tenorio le asegura a don Luis que antes del amanecer le quitará a su prometida, doña Ana de Pantoja, y que, además, conquistará a una novicia, doña Inés de Ulloa.
Nuestro protagonista, por supuesto, logra sus objetivos: engatusa a la novia de su rival y rapta del convento a la noble muchacha doña Inés. Pero hete aquí que sucede algo con lo que no contaba el joven crápula:
sin poder evitarlo, se enamora perdidamente de la ingenua Inés y decide, arrepentido, pedir la mano a su padre, don Gonzalo de Ulloa.
Con lo que tampoco cuenta el Tenorio es con que el propio Ulloa se ha enterado del rapto y va hacia su casa con funestas intenciones…